Según informes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los incendios han destruido 100 kilómetros cuadrados de bosques y tierras agrícolas, lo que representa el tres por ciento de la cubierta forestal del país, afectando a aproximadamente 5,000 personas en más de 60 comunidades.
Damasco, 16 jul (SANA) La provincia costera de Latakia ha sido testigo de un devastador incendio forestal que, tras nueve días de actividad ininterrumpida, ha arrasado vastas extensiones de su paisaje natural, convirtiéndolas en zonas carbonizadas. La magnitud de la destrucción ha dejado una huella indeleble en el entorno, como lo señala el joven veterinario Muhannad al-Qadi, cuya delegación del Sindicato de Médicos ha estado brindando asistencia a los animales afectados.
Los incendios han consumido aproximadamente 10,000 hectáreas, impactando severamente la vegetación en áreas al sur de los bosques de Fornaleq. La contención y extinción de las llamas se han visto gravemente obstaculizadas por la rápida propagación del fuego, los fuertes vientos, la dificultad de acceso a fuentes de agua para el personal de Defensa Civil y la irregularidad del terreno. A pesar de la participación de equipos de extinción de incendios y aeronaves de países vecinos como Líbano, Turquía y Jordania, así como la intervención de la Unión Europea, la situación ha demostrado ser extremadamente compleja.
Alarma ambiental y vulnerabilidad de la fauna
Expertos en fauna silvestre han emitido una seria advertencia, calificando los incendios como un desastre ambiental de proporciones significativas. El veterinario Muhannad al-Qadi ha reportado el trágico estado de la fauna silvestre, confirmando que, aunque muchos animales lograron escapar de las llamas, un equipo especializado ha estado proporcionando asistencia y primeros auxilios a aquellos que resultaron heridos.
Esta emergencia ambiental se produce en un contexto de sequía sin precedentes en Siria, la más grave en 60 años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La FAO ha alertado que esta prolongada sequía amenaza la seguridad alimentaria de más de 16 millones de personas. Además del impacto en los ecosistemas forestales, los incendios han destruido aldeas residenciales cercanas a estos bosques, así como plantaciones agrícolas vitales de higos, olivos y otros cultivos, afectando directamente los medios de vida de las comunidades locales.
El ingeniero Ahmed Eidak, especialista sirio en biodiversidad y vida silvestre, destaca una limitación crítica para evaluar el verdadero alcance de las pérdidas: Siria carece de estudios científicos y estadísticos completos sobre las especies y poblaciones animales y aviares que habitan sus regiones. Esta ausencia impide ofrecer estimaciones precisas de las pérdidas, a diferencia de lo que ocurre en otros países tras desastres ambientales. No obstante, Eidak enfatiza que “la zona afectada por el incendio es muy extensa y los daños a la diversidad vegetal y animal son muy graves”.
En declaraciones a la prensa, Eidak mencionó el caso del corzo, una especie ya en peligro de extinción debido a la caza, que históricamente estuvo muy extendida en los bosques de Latakia y la llanura de Ghab. Esta situación contrasta drásticamente con la de países europeos, donde las poblaciones de ciervos han prosperado y se reproducen extensamente, incluso acercándose a áreas habitadas sin temor, lo que subraya la fragilidad y la falta de protección efectiva de la fauna silvestre en Siria.
Al borde de la extinción: implicaciones ambientales ampliadas
Los efectos de los incendios forestales en Latakia trascienden la destrucción inmediata de la biomasa. Expertos ambientales advierten sobre los graves peligros asociados a las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que contribuyen directamente al cambio climático global. El humo y los contaminantes generados pueden propagarse a grandes distancias, afectando la calidad del aire en regiones extensas. Además, la dispersión de cenizas y escombros contamina las aguas superficiales y altera la composición del suelo, comprometiendo los ecosistemas a largo plazo.
Actualmente, el principal foco de preocupación de los especialistas es la inminente amenaza de extinción para varias especies que habitan estos bosques. Específicamente, el corzo sirio (Capreolus capreolus) ha sido objeto de intensa alarma. Aunque el especialista en vida silvestre Ahmed Idak se abstiene de declarar su extinción definitiva, subraya que su población ya había experimentado un “descenso sin precedentes” antes de los incendios. Idak afirma que, si no se le considera extinto, se encuentra “al borde de la extinción”, estimando una drástica disminución de su población.
Ante esta situación crítica, Idak enfatiza la urgencia de una “aplicación estricta e inquebrantable de la ley de caza”, proponiendo sanciones severas, incluyendo penas de prisión y multas, para quienes atenten contra esta especie. La pérdida de su hábitat principal en los bosques de Latakia reduce drásticamente las posibilidades de recuperación de nuevas poblaciones reproductoras, lo que podría conducir a su extinción en un plazo de uno o dos años.
Históricamente, organizaciones ambientales y asociaciones de protección de la vida silvestre ya habían alertado sobre la escasez del corzo sirio en los bosques costeros, incluso antes de los recientes incendios. El corzo, un cérvido de tamaño mediano que alguna vez se extendió desde el oeste de Alepo hasta la costa y la Guta de Damasco, ya se considera extinto en Líbano, Palestina y Jordania. Expertos en fauna silvestre anticipan que podría seguir el mismo destino que otras especies desaparecidas de Siria, como el oso sirio, el leopardo de Anatolia y la gacela de las arenas.
El grupo “Sindian”, una de las asociaciones activas en la costa siria, ha documentado que, a principios de 2021, sus esfuerzos por preservar la fauna y los hábitats naturales del corzo en los densos bosques costeros fueron socavados por la caza furtiva. La asociación ha advertido que el estatus de especie en peligro de extinción no ha sido suficiente para disuadir estas violaciones, sugiriendo que la rareza de la especie, paradójicamente, aumenta su atractivo para cazadores irresponsables.
Impacto en otras especies: ardillas, roedores y aves
Más allá del corzo, otras especies vitales para el ecosistema también enfrentan una amenaza considerable:
•Ardillas: Su población en los bosques de Latakia ya era inferior a la de los bosques de Tartus debido a incendios previos y una controvertida autorización para su exportación, que incentivó su caza para el comercio (dada su incapacidad para reproducirse en cautiverio). El ingeniero Idak pronostica que los nuevos incendios y su vasta extensión provocarán una “pérdida de más del 50%” de la población de ardillas en Latakia en los próximos años, esperando que muchos ejemplares huyan hacia los bosques costeros de Tartus o de Turquía.
•Roedores e Insectívoros: Especies como erizos y musarañas han sufrido una alta mortalidad. El especialista ambiental estima que la mayoría perecieron en sus madrigueras al no poder tolerar el calor extremo del incendio. Si bien algunos lograron huir al percibir el peligro, las pérdidas son significativas, afectando también a especies raras de roedores. Se ha destacado la necesidad de detener la caza furtiva de aves rapaces y búhos, que también contribuye a la vulnerabilidad de estos ecosistemas.
•Reptiles: El experto en biodiversidad Ahmed Idak, autor de “Serpientes en Siria”, confirma que la mayoría de las serpientes y lagartos fueron quemados. No obstante, algunas serpientes, reconocidas por su aguda percepción del peligro (similar a la de los terremotos), pudieron haberse alejado de la zona antes de la llegada del fuego.
•Aves: Las aves se encuentran entre los grupos más afectados por los incendios, dada su sensibilidad al humo y la destrucción del hábitat. Se ha reportado una pérdida significativa de aves residentes, particularmente aquellas que se reproducen en verano.
Las aves migratorias que tradicionalmente utilizan estos bosques para descansar durante su migración otoñal previsiblemente se verán obligadas a buscar refugio en los bosques de Tartus o de Turquía, alterando patrones migratorios esenciales.
Según informes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los incendios han destruido 100 kilómetros cuadrados de bosques y tierras agrícolas, lo que representa el tres por ciento de la cubierta forestal del país, afectando a aproximadamente 5,000 personas en más de 60 comunidades.
La devastación causada por los incendios forestales en Latakia representa un llamado urgente a la acción y la reflexión. Aunque la magnitud de la destrucción es alarmante, también nos brinda una oportunidad para reconstruir y revitalizar nuestro compromiso con la conservación del medio ambiente. La pérdida de hábitats y la amenaza a la fauna silvestre, como el corzo sirio, nos recuerdan la fragilidad de nuestros ecosistemas y la necesidad de proteger lo que queda.
Sin embargo, en medio de esta crisis, hay esperanza. La respuesta internacional y la colaboración entre países vecinos para combatir los incendios demuestran que la solidaridad puede prevalecer en tiempos de adversidad. Además, la creciente conciencia sobre la importancia de la biodiversidad y la conservación puede impulsar iniciativas que no solo restauren el entorno natural, sino que también fortalezcan las comunidades locales afectadas.
Por Watfeh Salloum