Damasco, 27 jun (SANA) En el marco del evento “Tres Días de Arte y Memoria”, el Museo Nacional de Damasco acogió una conmovedora sesión de diálogo sobre el vacío de los desaparecidos, la memoria como resistencia y la búsqueda de justicia.
Testimonios que desgarran
Las familias de víctimas de detenciones forzadas, desapariciones y ejecuciones perpetradas por el depuesto régimen compartieron relatos cargados de dolor: padres que narraron el arresto arbitrario de sus hijos, madres que aún esperan saber el paradero de sus seres queridos y sobrevivientes que exigieron juicios para los responsables de crímenes sistemáticos.
La sesión se convirtió en un espacio catártico para estas voces silenciadas durante años, ahora amplificadas a nivel internacional.
La Comisión Nacional para Personas Desaparecidas: Entre la esperanza y los desafíos
“Nuestra presencia aquí es un imperativo ético antes que institucional. Saber qué pasó con los desaparecidos no es sólo un derecho humano: es la base para reconstruir el país”, indicó Ammar Al-Issa, representante de la Comisión.
Señaló que el problema de las personas desaparecidas o víctimas de desaparición forzada en Siria es particularmente difícil y complejo, ya que el depuesto régimen criminal, durante 14 años, utilizó el asesinato como una herramienta burocrática más, normalizando su práctica.
Además, reveló que la Comisión ya ha comenzado a establecer unidades especializadas con el fin de escuchar los testimonios y preocupaciones de los afectados, así como de brindarles apoyo psicológico.
Familias de víctimas exigen justicia: responsabilidad para los criminales y reparación para las víctimas
Durante la sesión, padres, hijos, cónyuges y hermanos de las víctimas relataron con profundo dolor las circunstancias en que sus familiares fueron detenidos por denunciar al derrocado régimen. Compartieron el momento en que recibieron la noticia de sus muertes, las duras condiciones que enfrentaron tras su pérdida y sus necesidades actuales de justicia.
Lina Shamout, madre de Muhammad Thaer Shamout, del barrio al-Midan, relató cómo ella, su esposo y sus cuatro hijos fueron arrestados por las fuerzas del criminal régimen de Assad. Su hijo murió bajo tortura, pero nunca les devolvieron el cuerpo. Sólo pudo identificarlo años después a través de las fotografías del Archivo César.
A su vez, la madre del periodista palestino Muhannad Omar destacó la necesidad de llevar ante la justicia a los delatores y jueces responsables del arresto, desaparición y muerte de su hijo. “Mi hijo no portaba armas. Fue traicionado por un colega”, explicó. Durante 14 años vivió en la incertidumbre de su paradero, hasta descubrir que había sido ejecutado en la prisión de Sednaya. “La desaparición fue más cruel que la muerte misma”, confesó.
Mientras, la madre de Muhammad Anas, Mustafa y Muhammad Muath Sweid del área al-Qadam Asali exigió el arresto de quienes ordenaron la detención de sus hijos cuando estos eran menores de 18 años.
Dolor reprimido durante 14 años
Desde Daraya, la madre de Anas, Hazem y Ghiath Matar tomó la palabra en representación de todas las mujeres presentes: “Nuestros hijos se alzaron por la dignidad y murieron por defenderla. Hoy, después de que Daraya fuera destruida casi por completo, exigimos: la restitución de nuestros derechos, un apoyo para las viudas, hijos y nietos de los mártires y el juicio contra quienes se apropiaron de las viviendas de nuestras familias”.
El brutal asedio al campamento de Yarmuk también resonó en la sesión. Nour Rafe al-Hussein, hermana de cuatro mártires, relató su desplazamiento forzado y la detención de tres de sus hermanos, entre ellos uno en silla de ruedas, por las fuerzas de seguridad del régimen depuesto, tras una acusación falsa. El cuarto hermano fue asesinado en el puesto de control de Yarmuk.
“No solo nos arrebataron a nuestros seres queridos, sino también nuestro hogar”, denunció. Y agregó: “Exigimos la reconstrucción de Yarmuk, compensaciones para las víctimas y que los responsables rindan cuentas”.
Un espacio para el clamor: Justicia, verdad y reparación
El psiquiatra y exdetenido Jalal Noufal, moderador de la sesión, destacó que la caída del régimen depuesto y el triunfo de la revolución brindaron un enorme alivio psicológico y sensación de seguridad a las familias de las víctimas y exdetenidos.
“Participar en estos espacios y luchar por la restitución de sus derechos contribuye significativamente a su sanación”, detalló.
Subrayó la urgencia de implementar mecanismos efectivos para esclarecer el paradero de los desaparecidos.
Por su parte, Wafa Mustafa, activista e hija de un detenido, explicó que el objetivo central de esta sesión era crear un espacio seguro donde las familias pudieran compartir sus historias de dolor, algo que ella, desde el exilio, pudo hacer libremente durante años.
Rania Al-Najdi remarcó que el evento no solo honraba a las víctimas, sino que rompía 14 años de silencio impuesto. “Ahora sus voces resonarán en el mundo. No pararemos hasta que cada madre sepa qué pasó con su hijo y pueda recuperar su cuerpo”, señaló.
Comisión Nacional para la Justicia Transicional: Un paso hacia la verdad
El presidente Ahmed al-Shara emitió dos decretos el 17 de mayo que estipulan la creación de la Comisión Nacional para las Personas Desaparecidas, y la Comisión Nacional para la Justicia Transicional.
La primera comisión tiene como funciones investigar y determinar el paradero de las personas desaparecidas, documentar los casos, establecer una base de datos nacional y ofrecer apoyo legal y humanitario a sus familias.
La segunda está encargada de aclarar la verdad sobre las graves violaciones de derechos humanos cometidas por el depuesto régimen, exigir responsabilidades a los culpables, en coordinación con las autoridades competentes, garantizar la reparación integral a las víctimas, y promover los principios de no repetición y reconciliación nacional.