Damasco, 8 jun (SANA) Tras una década de desplazamiento en el campamento Al-Rukban, esta era llegó a su fin con la partida de las familias que se habían refugiado allí.
Este paso no es simplemente el desmantelamiento de un grupo de tiendas de campaña e instalaciones sencillas sino que representa un punto de inflexión para los desplazados, que han sufrido durante muchos años el asedio, el hambre y la falta de servicios básicos.
El campamento de Al-Rukban se estableció en 2014 en la región desértica de Al-Badieh, en el triángulo fronterizo entre Siria, Iraq y Jordania.
Decenas de miles de sirios se refugiaron allí tras verse obligados a huir de sus hogares por la maquinaria de guerra del antiguo régimen.
En el punto álgido de la crisis, el campamento albergaba a más de 100.000 personas, pero sus trágicas condiciones lo han convertido en uno de los peores lugares de refugio del mundo, según organizaciones internacionales de derechos humanos.
Bajo el asfixiante asedio impuesto por el antiguo régimen, el campamento carecía incluso de lo más básico. Las enfermedades y la desnutrición se propagaron, provocando muertes que podrían haberse evitado de haber tenido acceso a atención médica.
La difícil situación de los desplazados en el campamento no se limitaba a la escasez de alimentos y medicinas; también se enfrentaban a un aislamiento total debido al asedio impuesto por el antiguo régimen con la ayuda de Rusia.
Con la victoria de la Revolución popular siria el 8 de diciembre del año pasado y la liberación de Siria del yugo del antiguo régimen, los residentes de los campamentos comenzaron a regresar.